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Phisto's Paranoia

El vértigo

El vértigo

Me mareo

Una sensación de vértigo se apodera de mí.

Te espero donde siempre,

deseando verte de nuevo.

Yo ahí, como un bobo,

contemplando la gente pasar

con una sonrisa ingenua en mi rostro.

Apareces tras una esquina,

como una revelación divina,

y yo miro hacia otro lado,

como reservando el momento

cuando estés más cerca

para observarte en todo tu esplendor.

Estás preciosa, ¿lo sabías?

Fugaz beso en los labios,

que me supo a eternidad,

y nos disponemos a marcharnos.

Alma condenada

Alma condenada

Me duelen en el pecho todas esas palabras que quisiera y no sé cómo decirte.

Ardo en deseos de cogerte y llevarte a la locura, al éxtasis, hacerte contemplar el mismo cielo

Besarte hasta que se fundan nuestros labios en un río de sangre y pasión

Hablar contigo de todo y de nada, o simplemente disfrutar del silencio a tu lado,

que ya no me parecerá tan vacío y triste como siempre

Y mirarte a los ojos mientras hablas, sentir que estás ahí...

Sentir que aún puede haber esperanza en este perro mundo

...

Quiero decir tantas cosas, tantas tonterías, tantas banalidades

que finalmente no digo ninguna

Y ya no sé qué hacer para abandonar este disfraz que me han impuesto

Y que me tiene recluido como a un alma condenada

¿La vida?

¿La vida?

¿La vida?

La vida es cantar, escuchar, reír, andar, mirar, tocar, sentir, amar, llorar, gritar, callar, saltar, limpiar, alucinar, comer, elegir, desechar, pasar, volver, entrar, vomitar, volver a entrar, beber, dormir, soñar, observar, disfrutar...

Y por encima de todo, la vida es vivir, así que no pierdas el tiempo en tonterías, o piérdelo si te apetece; es tu decisión.

Tan sólo vive...

Born to run

Born to run

In the day we sweat it out in the streets of a runaway American dream

At night we ride through mansions of glory in suicide machines

Sprung from cages out on highway 9,

Chrome wheeled, fuel injected and steppin’ out over the line

Baby this town rips the bones from your back

It’s a death trap, it’s a suicide rap

We gotta get out while were young

`cause tramps like us,

baby...

we were born to run...

Las palabras

Las palabras

Fluyen las palabras,

se escapan entre mis dedos

llevándose consigo aquello

que nunca fui.

Ríen las muchachas,

me miran con ojos tiernos,

atusándose el cabello

con frenesí.

Vives cuando hablas,

no existes cuando tus labios

no encuentran ningún orgullo

que herir.

La ignorancia

La ignorancia

Por enésima vez en mi vida, no sé lo que estoy haciendo...

¿Para qué sirvo yo?

¿Cuál es la razón para que me comporte así?

Bah, desisto. 

El viento

El viento

Filas de personas encadenadas corren raudas hacia su destino. Sus ojos ya no muestran nada, tan sólo muerte. De sus bocas no escapan ya palabras de gracia y sentido, tan sólo vocablos malditos y banales. Para ellos ya no existe el mundo; para el mundo, ellos han dejado de existir.

Las águilas del tiempo cubren los cielos, lanzando sobre nosotros los excrementos del dolor y la burla, del ridículo y la desesperación, de las mentiras y su más vil aliado, el silencio. Exclaman barbaridades, lamentos maléficos que empañan la visión de quienes tienen la desgracia de soportarlos.

No pienso que haya cosa más terrible que el olvido, al que las malas e ignorantes lenguas suelen confundir con la muerte. A la muerte no la temo, me consta que más pronto que tarde urdirá sus planes en contra de mí; mas temo el olvido, el pensar que mi memoria, mi pensamiento, mi ser, pueda caer en las garras de los lobos del tiempo, y que éstos devoren todo cuanto quede de mí en este mundo terrenal.

Las palabras se las lleva el viento... hacia no se sabe dónde.

 

El día

El día

Estábamos sentados en la colina

al calor del humo de un cigarrillo y nuestros besos.

Atardecía sobre la ciudad,

el cielo se apagaba

como las brasas tardías de la lumbre de un hogar.

Tú y tus historias

me maravillaron aquel día

en que nos conocimos.

Tus ojos verdes me miraban,

y yo no sabía responderles,

abatido como estaba ante

la solemnidad de tu presencia.

Hasta entonces no conocía esa sensación

de querer echar a reír siempre,

fuera cual fuera el momento;

de tener control absoluto

sobre este mágico universo;

de creer en todo lo bueno

que todos tenemos dentro.

Tú me diste todo aquello...

...

... y ahora me lo has quitado.

El sueño

El sueño

Hay veces en las que uno desearía no soñar. Esta noche ha sido una de ellas...

Si los sueños tienen algo, es su capacidad de maravillarte con hechos absolutamente inverosímiles, que sin embargo cobran todo su sentido mientras dura la magia (porque a pesar de todo es eso). Lugares que nunca has conocido se encuentran al alcance de tu vista, sensaciones que nunca has experimentado se vuelven reales y extraordinarias como la vida misma... personas que ya no están aquí cobran vida, en una suerte de vivir alternativo donde los límites los pone tu imaginación...

Los sueños no los eliges tú, sino que son ellos los que te arrastran hasta sus fauces; lo peor de todo es que nunca saben elegir el momento oportuno, el instante perfecto para calar lo más hondo en tu alma... y puede resultar decepcionante, pues no duran para siempre (ojalá), y justo en el momento en que alcanzan su auge se apartan de la cima, como temerosos y en cierta medida culpables de hacerte ver cosas que realmente no están ahí. Una vez despierto, abandonada ya toda traza de fantasía, contemplas la realidad tal y como crees que es, y en tu interior algo cae hacia un pozo sin fondo, sin saber exactamente qué es eso que se precipita al vacío.

De vez en cuando, lloras de rabia, maldices en voz baja los artificios de los sueños, capaces de hacerte llegar a todo y a nada, en ocasiones crueles como ellos mismos. Pero has de darte cuenta de que son sólo eso, sueños, y que no puedes intentar comprender su naturaleza, porque en ella misma radica su secreto y su enigmática magia.

No le des más vueltas... estás perdido.

El gato negro

El gato negro

Un gato negro se posa en el regazo de una mujer embarazada; la mujer tiene los ojos velados, y en sus mejillas se divisa el rastro de lágrimas añejas por un padre inexistente. El felino la mira fijamente a los ojos, y ella, incapaz de resistirse a la tentación, abre los suyos y le devuelve la mirada; sus ojos negros se entrecruzan en un instante infinito, impredecible.

¿Qué sentido tiene querer a alguien que te hace daño, aunque sea de modo inconsciente? El amor no tiene barreras... en ningún sentido; ¿y qué si me he convertido en un ser odioso, repugnante, indigno de amar y ser amado por nadie? Aborrezco el mundo que hemos inventado, falso, completamente falso, el cual nos obligan a adorar como si fuéramos serviles borregos.

Un gato negro se desliza suavemente por una calle oscura, húmeda; la luz de una o dos farolas apenas la iluminan, dotándole de un aire misterioso de novela policíaca. El felino desaparece por una esquina, dejando en el suelo unas huellas; las huellas de un ser al que nunca le importó ser como era, ni lo que los demás creyeran.

Feast of friends

Feast of friends

Wow, I’m sick of doubt
Live in the light of certain
South
Cruel bindings.
The servants have the power
dog-men and their mean women
pulling poor blankets over
our sailors

(And where were you in our lean hour)
Milking your moustache
or grinding a flower?

I’m sick of dour faces
Staring at me from the TV
Tower, I want roses in
my garden bower; dig?
Royal babies, rubies
must now replace aborted
Strangers in the mud
These mutants, blood-meal
for the plant that’s plowed.

They are waiting to take us into
the severed garden
Do you know how pale and wanton thrillful
comes death on a strange hour
unannounced, unplanned for
like a scaring over-friendly guest you’ve
brought to bed
Death makes angels of us all
and gives us wings
where we had shoulders
smooth as raven’s
claws

No more money, no more fancy dress
This other kingdom seems by far the best
until it’s other jaw reveals incest
and loose obedience to a vegetable law.

I will not go
Prefer a Feast of Friends
To the Giant Family.

Jim Morrison

El escritor

El escritor

Tengo un miedo infinito a no saber contarte lo que siento.

Cuando tus ojos me miran, enmudece mi voz.

Si tus manos me rozan, siento un repentino desconcierto.

El olor de tu pelo me inspira, como en un instante es

iluminado el escritor.

No sé relatar a los demás esta especie de cuento

de hadas que vivimos tú y yo.

Tengo miedo a caer en lo oscuro, en lo incierto

cuando a solas me quedo en mi habitación.

El momento de dejarte, de no sentir tu aliento

me produce un clamoroso terror.

La música ya no me satisface, y no miento

si digo que prefiero mil veces el latido

de tu corazón.

No tengo más que decir en este momento,

tan sólo quiero oír tu leve voz.

El miedo

El miedo

La ajada puerta de madera se abrió muy lentamente, deslumbrándole con la claridad que había al otro lado; cerró los ojos. Un crujido siniestro se deslizó por el suelo, y Charlie sintió un escalofrío. El sudor se abría paso por los poros de su piel, y sus ojos se removían angustiados bajo los párpados cerrados. Charlie empezó a gimotear, con la cabeza entre las piernas, sentado en la cama.

La puerta se cerró de pronto, con un bramido sordo. Charlie alzó la cabeza, conteniendo la respiración; el miedo iba a acabar con él. Apretó los labios y se echó a llorar, un llanto pueril, jadeante, que enternecería hasta al más duro de los corazones. Charlie se dejó llevar, pues lo necesitaba, necesitaba de veras soltar esas amargas lágrimas. El chico fue calmándose poco a poco...

***

No había motivo para hacerlo, pero aun así no podía dejarlo.

Era adictivo, casi una obsesión...

Disfrutaba con ello... a sabiendas de que no era bueno.

Su mente era una lucha continua por buscar la solución...

... que nunca llegaba.

***

El olvido es el mejor medicamento contra la infelicidad.

La palabra es la oscura cárcel del alma.

Nada de lo que sabes es real... aún.

Teme... eso te hará más fuerte.

Y mira a tu alrededor, a tu gente;

¿observas en sus rostros algún rastro

de terror, de pavor... de miedo?

No te escondas; sé que estás ahí.

He venido a buscarte,

a reclamar mi parte...

A meter el miedo dentro de ti.

La lluvia

La lluvia

10 de octubre.

- ¡Que te me pierdes! ¡Ay, pájaro!

Lluvia. Paseo bajo la lluvia.

El dulce correr de los coches.

Una risa perfecta, ojos perfectos.

- He perdido el paraguas.

- ¡Ja!

Y vuelta a las andadas.

Más lluvia. Otro paseo bajo la lluvia.

- Esta vez, en bus.

Silencio cómodo, buena música.

Inevitable ritmo.

"Pa, pa, pa, param, pa, param, pa..."

Vértigo...

Ordenador... maldita máquina.

¡Qué inoportuna!

- El mundo es gris, y tus ojos son grises.

- Me da igual que llueva, quiero mojarme.

No quiero quererte, ya lo sabes, ¿no?

Me da igual...

Todo. 

Sin título (Paredes)

Sin título (Paredes)

Silencio; todo es silencio aquí

 El tiempo ha muerto y los relojes

 ya no tienen utilidad

Lenta e implacablemente

Se cierra la ventana

Único recurso para la luz

La sangre corre, resbala

sobre estas cuatro paredes,

cada vez más estrechas,

más y más agobiantes

¿Por qué?, me pregunto

...

No hay respuesta

El piano

El piano

Atardece.

Te sientas ante el piano, en un instante de relajación, y sacas de ti una nueva melodía; y te dejas llevar por la música, por tus pensamientos, hacia un estado superior y lejano...

Suenan acordes pausados, de blues, y este bar decadente va perdiendo su clientela, que abandona el lugar como un hijo emancipado. Solo ante el piano, prosigues en tu interpretación, como si el mundo se hubiera detenido por un solo instante y retomado el hilo como si tal cosa.

En las escaleras del porche, apoyado contra la barandilla, observas la tarde caer, mientras en tus manos acaricias tu guitarra, suavemente, delicada, y miles de momentos te vienen a la mente...

Apenas se ve el sol, pero tú, en lo alto de este rascacielos, posees una vista privilegiada, como una especie de dios. En el horizonte el sol no es más que una mancha borrosa, escondida tímidamente tras una jungla de cristal. Una melodía de piano te hace compañía, desde la radio y, humildemente, te desperezas, aguardando el final de este día duro.

No sabes lo que quieres, y plasmas esa sensación en tu música; cada nota, cada acorde, es nuevo para ti y para el mundo, algo que jamás creíste conseguir. Sin embargo, la duda todavía sigue en ti...

El atardecer nunca acaba...

Baby blue

Baby blue

No llores, alma desconsolada

No llores, ya todo pasó

No tienes de qué preocuparte

En el horizonte nace el sol

***

No llores, mi niña amada

No apagues esta canción

Yo he venido a salvarte

A llevarte a un mundo mejor

***

No llores, pequeña Sandra

No llores, ya todo pasó

Prometo nunca faltarte

Prometo darte siempre mi amor

***

No siempre el cielo es oscuro

Ni hace frío en las montañas

Aguarda con esperanza el instante

El momento en que nace el sol

El sol

El sol

No quiero nada, porque nada existe para mí.

Todo son mentiras, engaños, burlas del devenir.

Humos que se evaporan al solitario instante

en que intentas angustiado atraerlos hacia ti.

No quiero nada, solamente poder vivir.

Me da igual tu vida, ahora no es importante.

...

No lo es.

 ...

Y no lo soy.

...

No sé qué buscas de mí.

...

... pero no lo tengo.

..

.

...

 

 

¿La guerra?

¿La guerra?

La guerra ha comenzado.

¿Es lo que querías, no? Ahí lo tienes; para ti... animal. Que sepas que soy muy pacífico, pero esto ha llegado a unos extremos que no nos gustan ni a ti ni a mí. No puedo simplemente quedarme de brazos cruzados ante esta situación; tengo que actuar. ¿Sabes? Nunca he querido ni he provocado una cosa así, porque pienso que la violencia no sirve para absolutamente nada.

De pequeño, solía ser muy tranquilo, demasiado tranquilo, y nunca me gustó confrontarme con los demás. No. Pero lo que no podía dejar pasar era que otros se confrontaran con los demás. No podía. Era superior a mí y, en cierto modo, no era yo el que, inconscientemente, se levantaba de su sitio en la escalera y se acercaba corriendo a los otros niños que peleaban, poniendo una mano en sus pechos y rogándoles que abandonaran semejante locura.

Locura...

Hice todo lo que estaba en mis manos por apartarme de gente así, personas que a la mínima saltaban como gatos enloquecidos, con las uñas en ristre amenazando a los demás. Me daba escalofríos pensar en qué podía motivar a esa gente a hacer lo que hacían. En un instante, pasaban de niños buenos, angelicales, a bestias irracionales que luchan por no se sabe qué.

Mis esfuerzos, no obstante, no se vieron recompensados, y sin comerlo ni beberlo, me vi envuelto en una complicada trama de idioteces, muy propias de críos sin seso alguno, pero que en su momento me parecieron de una magnitud absolutamente colosal. No puedo decir que me arrepienta de nada de ello porque, como ya he dicho, yo no me lo busqué. Sin embargo, sí que me arrepiento de no haber hecho algo más por salir de aquella espiral autodestructiva. Sabía que aquello no estaba bien, de hecho no me gustaba estar así, pero me rendí a ello contra mi voluntad.

Voluntad...

Gracias al destino, todo se solucionó (o al menos eso pensé yo entonces). Logré escapar de aquello, sano y salvo, como quien logra dejar de fumar o supera con éxito un período de desintoxicación. Afortunadamente, cambiaron muchas cosas, incluídas esas personas, y esos pequeños problemas no volvieron a repetirse. Pero, ¿no dicen que todo en la vida deja su huella en la persona...?

Una tarde como cualquier otra, comencé a empaparme de información: violencia de género (mujeres -y hombres- asesinados por sus parejas), la cruenta guerra "santa" librada en algún lugar del Cercano Oriente,  la absurda liberación de Irak por parte de los yanquis,...; más atrás en el tiempo, las dos fatídicas guerras mundiales, las Cruzadas, la eterna lucha entre dos religiones... A más que leía, menos comprendía el motivo de las guerras y conflictos que sacudían a la ya herida humanidad.

Piensan algunos que está en la naturaleza del hombre pelear por lo que quiere, matar por su sueño; no creo poseer la verdad, ni pretender conocer plenamente el alma humana, pero a mi parecer toda esa gente está completamente equivocada. No concibo ni por un sólo momento que el ser humano albergue la maldad dentro de él, en sus entrañas; debe ser algo superior...

Superior...

Soy un mal pensador...

A todo esto, ¿qué venía yo a decir?

El muro

El muro

Esta tarde luminosa se derrama como leche

Sobre el vaso que es la vida

Busco en el cielo el rastro de los pájaros

Estelas doradas brillan a su paso

Se recortan brillantes contra un cielo blanco azulado

Una carta me comenta tus idas y venidas

Selladas bajo llave en un trozo de papel

En el río, el agua sigue su cauce

Y mi alma flota en él, como una hoja seca

Un muro de ideas se extiende ante mis ojos

Y busco la manera de pasar a través de él

Me extiendes tus rizos desde lo alto

Y tus dientes blancos me sirven de guía

Olvido todo lo hecho para llegar a este lugar

Y me lanzo al vacío sin red de tu compañía

Los pájaros me acompañan en el camino

Silbando alegres melodías, amenizando la espera

Vuelo junto a ellos, libre como nunca...

... pero al final nada es real,

todo era un sueño...