El sueño
Hay veces en las que uno desearía no soñar. Esta noche ha sido una de ellas...
Si los sueños tienen algo, es su capacidad de maravillarte con hechos absolutamente inverosímiles, que sin embargo cobran todo su sentido mientras dura la magia (porque a pesar de todo es eso). Lugares que nunca has conocido se encuentran al alcance de tu vista, sensaciones que nunca has experimentado se vuelven reales y extraordinarias como la vida misma... personas que ya no están aquí cobran vida, en una suerte de vivir alternativo donde los límites los pone tu imaginación...
Los sueños no los eliges tú, sino que son ellos los que te arrastran hasta sus fauces; lo peor de todo es que nunca saben elegir el momento oportuno, el instante perfecto para calar lo más hondo en tu alma... y puede resultar decepcionante, pues no duran para siempre (ojalá), y justo en el momento en que alcanzan su auge se apartan de la cima, como temerosos y en cierta medida culpables de hacerte ver cosas que realmente no están ahí. Una vez despierto, abandonada ya toda traza de fantasía, contemplas la realidad tal y como tú crees que es, y en tu interior algo cae hacia un pozo sin fondo, sin saber exactamente qué es eso que se precipita al vacío.
De vez en cuando, lloras de rabia, maldices en voz baja los artificios de los sueños, capaces de hacerte llegar a todo y a nada, en ocasiones crueles como ellos mismos. Pero has de darte cuenta de que son sólo eso, sueños, y que no puedes intentar comprender su naturaleza, porque en ella misma radica su secreto y su enigmática magia.
No le des más vueltas... estás perdido.
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